Buenos días, APEX. Aquí Kandros de nuevo.
Han pasado muchas cosas desde el último informe. APEX ha dado la bienvenida a una biótica krogan entre sus coloridas filas… Y con su ayuda hemos abatido a un mastodonte. Y yo que ya pensaba que esto de la glorificación era espeluznante antes de saber que podía ocurrirle a un krogan.
Ahora centraremos nuestra atención en los relictos: el sistema de seguridad automatizado del cúmulo de Heleus. Esos bots no siempre se muestran hostiles, pero cuando lo hacen es mejor ir con cuidado. Los láseres de los observadores dejan marca.
Hay pocos en el Nexus que sepan esto mejor que nuestro nuevo agente de APEX: un salariano entrenado por el GOE que lleva desmontando relictos desde antes de que algunos de vosotros despertarais de criogenia. Sin duda, parece que el tipo sabe lo que se hace. Hasta ha llegado a reprogramar un observador para que luche de nuestro lado. Lo llama a gritos GLK… o “Glick”.
No me preguntéis qué significa el nombre.
Seguimos afanándonos por aclarar algunas cuestiones clave sobre los relictos. Sabemos que los kett también se hacen muchas de esas preguntas. Hasta puede que tengan algunas respuestas que nosotros aún no hemos encontrado. Tampoco ayuda mucho que los exiliados se dediquen a recoger piezas para venderlas y construir tecnología.
Necesitamos que os infiltréis en los enclaves relictos con nuestros nuevos amigos, a ver qué descubrís. Los relictos se enfadan con solo mirarlos, así que colarse en su casa no va a ser fácil.
Armaos bien, disparad si no hay más remedio, pero procurad también tomar algunas notas. Los mandos del Nexus prefieren no tener que combatir contra todo lo que hay en Andrómeda si pueden evitarlo.
Corto.